Al principio, pensé que tan solo se
trataba de una broma, de mal gusto por supuesto. Pero después de que
pasaron varias semanas, y cuando mis padres lo conocieron, lo
primero que me preguntó mi viejo, fue que si mi novio era maricón.
Desde luego que le dije que no, en su defensa le dije a mis padres,
que Ramiro había sido hijo único, y que su padre había fallecido
cuando él tenía apenas dos años de edad, por lo que su madre lo
crió, quizás de manera muy sobre protectora, y fina. Pero eso
bastó, para que temporalmente, las dudas me asaltaran, así que
quise salir de dudas, y me dediqué a tratar de aclarar todas esas
tontas ideas que acosaban mi mente.
Pero la verdad es que en esos momentos
no logré descubrir nada, raro. Además yo amaba tanto a Ramiro, que
no podía creer que él fuera gay. Ya habían pasado un par de meses,
cuando leyendo un artículo sobre los chicos, metrosexuales, le
propuse que se dejase depilar por mí, para ver que tal quedaba. Yo
realmente pensé que me diría que no, pero al aceptar diciéndome,
que siempre y cuando él me ayudase a depilar mi vulva, aceptaba.
Esa tarde, aprovechando que mis padres
se encontraban de viaje, yo no tan solo le depile las cejas, sino que
también el resto de su cuerpo, de la misma manera que él me ayudó
a mí a depilar el mío. La cosa es que entre agarrones, caricias,
masajes, y besos. Ramiro y yo aparte de que terminamos con nuestros
cuerpos completamente depilados, disfrutamos de un salvaje sexo. El
ver todo su miembro sin un solo pelito, como se iba deslizando dentro
de mi coño, que también se encontraba completamente depilado, fue
algo sin igual.
Como se imaginaran, en esos momentos no
llegué a pensar que Ramiro fuera gay. Máxime, cuando él mismo
aprovecha a la menor oportunidad, que yo le daba, para que nos
acostásemos. Lo que si me extraño en una ocasión, fue que al
terminar de tener sexo con él, al momento de irnos a vestir, pensé
yo, que por equivocación agarró mi falda, en lugar de sus
pantalones. Lo vi como de la misma rápida forma que se la puso, tras
verse en el espejo, y darse cuenta de su error, se la quitó.
No sé, pero fueron dándose una que
otra situación, que me hizo re evaluar, mi manera de pensar con
respecto mi novio. Así que una noche que salimos, yo procuré que
bebiera más de lo debido, y zas... que tantas veces va el cántaro
al rio hasta que se rompe. No sé, qué tiene que ver eso con lo de
mi novio, pero suena interesante. Bueno ya Ramiro se encontraba bien
borracho, cuando yo le pedí que nos retirásemos, fue cuando él me
dijo, que él deseaba quedarse con sus amigos, y que yo agarrase un
taxi hasta mi casa.
La verdad, es que ya, hasta su manera
de hablar me pareció bien rara, por lo que para que no sospechase ni
entrar en una discusión innecesaria, le dije que sí. Yo hice como
que me iba a marchar, aunque en realidad me escondí en el baño de
las chicas. Y al salir más tarde, vi como Ramiro, y un muy amigo de
él, se dirigían al estacionamiento. En ese instante me dije a mi
misma, mira que mal pensada eres, Luisa. Seguramente, Jorge lo va a
llevar a hasta su casa. Pero de momento veo que Jorge y Ramiro, en
lugar de ir hacia los autos, tras darle un billete a uno de los
guardias de seguridad, se dirigieron a una especie de oficina, que
usan los guardias.
A mí, me pareció eso sumamente raro,
por lo que sin hacer el menor ruido los seguí a los dos. Por suerte
ellos dos estaban tan ebrios que no se dieron cuenta de que la puerta
se quedó abierta. Fue cuando vi a Ramiro mi novio, quitándose toda
la ropa, y sin decir nada, arrodillarse frente a Jorge, que también
se había quitado toda su ropa, y agarrando la verga de su amigo, se
la introdujo en la boca, dedicándose a mamarla por un buen rato, de
la misma manera que en muchas ocasiones me ha mamado el coño a mí.
Yo no lo podía creer, pero por suerte
me acordé que cargaba mi teléfono Inteligente, y aprovechando la
ocasión de la manera más discreta que pude, me dediqué a tomarles
fotos, pero ya cuando Jorge se encontraba penetrando a Ramiro. A
pesar de que lo estaba viendo, no lo podía creer, mi Ramiro movía
sus nalgas de manera impetuosa, al tiempo que no dejaba de pedirle a
Jorge, que le diera más y más duro.
En cierta manera me produjo algo de
envidia, ver como ambos se divertía y disfrutaban de todo lo que
estaban haciendo. Cuando terminaron, yo antes de que salieran de ese
lugar, me retiré a casa. Deseaba por una parte terminar con mi
novio, pero por otra, no sé que me sucede, que el verlo teniendo
sexo con otro hombre y de manera pasiva, como que me acercó más a
él. Al siguiente día, cuando me fue a recoger a casa, estando los
dos completamente solos, le dije que lo había visto teniendo sexo
anal con Jorge, y antes de que me fuera a negar todo, le mostré las
fotos. Ramiro se quedó callado, y de golpe se puso a llorar,
diciéndome, que eso era algo que él aunque quisiera no podía
controlar. Yo lo abracé, lo besé, y esa tarde volvimos a tener
sexo, solo que en esa ocasión, yo había adquirido un dildo de
latex, y sujetándomelo con unas correas, penetré a Ramiro. Cosa que
tanto a él como a mí, nos ha encantado.
Despues de terminar le propuse que otro
dia me gustaria que quedase con Jorge, que queria verles como los dos
se penetraban en nuestra cama. Queria sentarme y verlos, mientras me
masturbaba y me corria de placer. Estaba segura de que aquello no era
sino el principio de una serie de encuentros...
No hay comentarios:
Publicar un comentario